La ciudad de Arras
La ciudad de Arras cuenta con más de 40.000 habitantes y su zona urbanizada, compuesta de 24 municipios, cuenta con cerca de 100.000 habitantes.
En la época de los galos, Arras se llamaba Nemetocena, del celta ‘nemeton’, que quiere decir lugar sagrado, santuario. César relata en ‘La guerra de las Galias’ que se trataba de un lugar de campamento donde el cónsul pasó dos inviernos.
Posteriormente, bajo el dominio del Imperio Romano y bajo la influencia de Augusto, la ciudad heredó el nombre de Nemetacum, que designaba otro lugar, situado en la colina de Baudimont. No fue hasta el siglo XII cuando apareció el nombre de Arras, por contracción con el nombre de Atrébates (Atrebatum), que derivó en Atrades / Atradis / Aras y posteriormente Arras. En el reinado de Luis XI, la ciudad fue llamada Franchise, mientras que los neerlandeses le dieron el nombre de Atrecht.
Durante el Bajo Imperio, Arras llegó a ser un importante foco en materia de comercio. Sus tapices alcanzaron renombre internacional. Más tarde, en el siglo XII, Arras experimentó un importante desarrollo económico que le proporcionó una posición estratégica gracias a sus paños y a sus famosos tapices, conocidos en Italia con el nombre de arazzi.
Juana de Arco, la heroína francesa que se levantó en armas contra los ocupantes ingleses en el siglo XV, pasó cierto tiempo de su encarcelamiento en Arras en octubre y noviembre de 1430 antes de ser quemada viva en la plaza del mercado de Ruán el 30 de mayo de 1431.
En 1492, los españoles se apoderaron de Arras y no se privaron de saquear la ciudad. Fue durante aquel período cuando el comercio del grano superó en importancia al de los textiles. En 1659, Arras volvió a ser francesa con el tratado de los Pirineos.
La porcelana de Arras también contribuyó a dar a conocer la ciudad. Apareció en el siglo XVIII gracias a las hermanas Delemer y el secreto de fabricación de su azul cobalto fue redescubierto hace unos años. Algunos comerciantes han reanudado su fabricación. Una sala del Museo de Bellas Artes está dedicada a la porcelana de Arras.
Durante la Primera Guerra Mundial, Arras se vio seriamente afectada por los cañones alemanes, ya que gran parte de la ciudad fue destruida.
El famoso campanario de Arras.
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